La prostitución de la Web
Desde su creación hace unos treinta años, Internet mantiene un delicado equilibrio entre lo que las personas queremos hacer EN la Red y lo que las empresas persiguen obtener DE la Red. Mantener esta gigantesca infraestructura compuesta por millones de nodos comunicados globalmente y trillones de páginas de contenido en permanente actualización implica movilizar recursos desmesurados. Unos recursos que no guardan relación con los costes –generalmente accesibles– soportados por los usuarios y que, por tanto, se deben obtener a partir de la comercialización de servicios de alto valor añadido y, sobre todo, de las diferentes formas de promoción publicitaria que contempla el marketing online.
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